Descripción
Muchos de los informes que recogió Costa en la encuesta del Ateneo están llenos de datos relevan- .dolot tes, interpretaciones interesantes, análisis penetrantes y percepti vos para entender la España de 1898. El propio ensayo Oligarquía y caciquismo es pieza clave en el debate sobre el fracaso de la primera transición española. Su influencia entonces y aún hoy, habiéndose perdido ya el aliento de su retórica y hasta su rastro intelectual, es decisiva. En su momen-to fue uno de esos mazazos con que un intelectual acierta a armonizar notas que resuenan inarmónicas en el ambiente. Pero no olvidemos que Costa compone su partitura con la resaca de una batalla contra «la vieja política», En aquella encrucijacia, en las Cámaras de Comercio encon-traba sus huestes y en los ateneos, foros de agi-tación, Y de allí, del Ateneo, Costa no buscaba un análisis. Necesitaba un grito de rabia y un bramido de denuncia que convenciera a la Corona que era más peligroso marginar a los regeneracionistas de la Unión Nacional que arrumbar a los apestados partidos del «turno» —cuya exclusión le había costado el trono a la reina Isabel en 1868. Costa era persona de verbo resonante, ademán bíblico y gesto aparatoso. Pero distaba de ser un iluso y su análisis no era rehén de su retórica. En la discreta prosa epistolar revela una idea fría y precisa de la fisonomía política espa-ñola, desarrollada en secuencia argumenta’ impe-cable. Sabía que el poder no nacía de las urnas ni estaba en un Parlamento de diputados, ya estu-vieran muñidos por caciques o votados por elec-tores; y que, «fuera quizás de unos cuantos, muy pocos distritos, Oral forzoso entenderse con el gobierno o contar con su beneplácito», Porque —confirmaba Costa— «aquí no se va de las elecciones al gobierno, sino que primeramente han de ganarse el poder para ir de el a las elec-ciones». Y el poder se expresaba en el decreto de disolución que descansaba en —y dependía de— «la iniciativa del poder moderador» (Costa a Directorio de la Unión Nacional).