Descripción
“Yo soy un psicoanalista. Conozco y trabajo con asesinos sádicos, perversos sexuales, individuos que han llegado al borde de la violencia y otros que traspasaron el límite. Éstas son sus historias tal como me las relataron. Trágicas, reveladoras, quizás asombrosas. Son, en verdad, la cruda materia de que está hecha la vida misma. Por eso se los puede ayudar, no están perdidos.” (Robert Lindner) Estas “historias” han sucedido, y el autor las presenta tal como sucedieron. Lo que aumenta la sensación de autenticidad que producen es que el autor mismo llega a comprometerse en ellas como un narrador que se encuentra apresado por la acción. No se puede decir que la vida de un psicoanalista sea un puerto seguro donde hombres en busca de seguridad pueden ocultarse de las tormentas y mareas del mundo. Para cambiar la metáfora, hay peligros en el diván del psicoanalista que hacen parecer desprovista de aventura hasta la vida del corresponsal de guerra.