Descripción
En la de Pilar Castro no existen héroes, ni personajes malvados, ni vencedores, a pesar de que dentro de la historia no narrada, sus protagonistas pertenecen al bando victorioso. Pero que nadie se llame a engaño: los verdugos son también victimas de su propia hipocresía. La de la madre poseedora del terrible secreto, pero incapaz de ponerle fin. La necedad de las tías, que impide la comunicación con Bárbara. La educación singular a través de las absurdas clases impartidas por el padre, a solas, dada su condición de mujer. La relación con el abuelo, que se desarrolla con una naturalidad asombrosa (Él no era duro ni brusco. Se comportaba conmigo de una forma generosa), a quien la protagonista justifica, a los que la consintieron. Sin embargo, los personajes no son malvados, sino —todo lo más— entrañablemente odiosos.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.