Descripción
Si se quiere entender en profundidad el ser de Europa no basta con volver la mirada a Grecia y Roma para encontrar en ellas sus raí-ces. El mundo semita, en su vertiente musulmana y judía, constituye tina de las bases fundamentales de nuestra historia y cultura. No en vano -Europa-. en la mitología griega, era de ascendencia fenicia. Esas raíces semíticas de lo europeo se detectan especialmente en la Edad Media. Durante este periodo el desnivel cultural entre Europa y el mundo árabe fue patente. Europa estaba sumida en los restos empobrecidos de una tardía latinidad mientras el Islam y el judaísmo recuperaban lo mejor del legado griego, lo asimilaban y lo perfeccionaban. Tanto, que empieza un ingente flujo de trasvase cultural hacia Europa. gracias al cual ésta rejuvenece. adopta nuevas formas de hacer ciencia, filosofía y literatura, aprende estilos nuevos de comportarse. de vivir la religión, de sumirse en los abismos misteriosos de la mística, de practicar la ascética de amar, de disfrutar de la belleza. Y este trasvase se operó de múltiples maneras: una indirecta. ambiental, y otra directa mediante los movimientos de traducción lle-vados a cabo en Toledo, en las comunidades judías de la Corona de Aragón y Sur de Francia. en la corte del gran Federico II. Reconocer esta deuda, agradecer a la Historia este regulo, es ser europeos auténticamente.