Descripción
HISTORIA DE LOS OBISPOS DE HUESCA-JACA DE 1252 A 1328
Concebir, gestar y alumbrar una nueva colección de estudios constituye una aventura fascinante a la vez que un reto, aventura, y reto que no todos los mortales pueden experimentar ni vivir Cada serie nueva, como los hijos de carne y alma, tiene su manera de ser y de comportarse, produce sinsabores y alegrías, permite, en definitiva, sentirse útil.
En la vida del papel y de la tinta, cinco son mis hijos:” educación abierta”, “Anexos”, “Informes”, “Materiales para clase” y “Estado actual de los estudios sobre Aragón”, sumando en conjunto, más de ciento cincuenta libros. Y a punto están de nacer dos más, la serie dedicada a la “Metodología de la investigación científica sobre fuentes aragonesas”, que ya da señales de parto, y esta “Colección de estudios altoaragoneses”, cuyo natalicio acaba de tener lugar con el libro que sostienen sus manos. Los dos últimos son, pues gemelos, y como nuevos, sin dejar de querer a los mayores, me producen una esperanzada ilusión.
Para la crianza de cada uno de los títulos de cualquiera de las cinco series hubo que visitar despachos, esperar en antesalas eternas, mendigar subvenciones, aguantar noes sin fin, agradecer limosnas, rebañar presupuestos, vender ideas o restar de allí para sumar aquí. Pero siempre se pudo amasar el pan que habría de convertirse en tinta, primero, y en ideas impresas, después. Afortunadamente también surgieron quienes colaboraron con su saber, otros corrigieron; muchos cedieron derechos propios, algunos animaron. Del fragor de esta eterna lucha humana han emergido autores niveles y se han consagrado otros. Miles de profesores y de investigadores se han favorecido de las ideas y el quehacer de los demás. En definitiva, se creó riqueza, riqueza cultural.
Pues bien, en esta ocasión, la nueva “Colección de estudios altoaragoneses” se trae consigo el pan bajo el brazo, puesto que cuenta con los padrinos adecuados que garantizan su futuro. Por una parte, la EXCMA, Diputación provincial de Huesca decidió revitalizar a su “Instituto de Estudios Altoaragoneses” (I.E.A), y abrió los cauces estatuarios y materiales para que vea la luz y camine esta serie bibliográfica; y por otro lado; Antonio Duran Gudiol, el entrañable D. Antonio, accedió a mis pretensiones para que la dirigiera, dos hechos importantes para la cultura oscense, en particular, y para la aragonesa, en general.