Descripción
Esta novela nació de mi conciencia histórica, para honrar la memoria de un puñado de personas que lo perdió todo. Por perder perdió hasta su propia identidad como pueblo. Su linaje fue durante milenios motivo de orgullo para todos ellos, para pasar a ser motivo de muerte, vejación y desprecio. Algo que debían ocultar y avergonzarse si querían ser buenos ciudadanos. Pero quizás por el destino o por esos misterios sin aclarar de la vida, ni podían dejar de ser lo que eran, ni tampoco los hijos de la noche pudieron acabar del todo con ellos, pues su singularidad florecía en cualquier lugar dónde estuviesen, igual que cada primavera el buen árbol da su fruto. Sea por todos aquellos que fueron mártires por amor a su verdad. Ellos sembraron en mí ser la identidad del que prefiere ser víctima del amor, que verdugo de él. O dejar de tener, antes que poseer el fruto del sudor del otro. En este tipo de nobleza y obstinación están sembradas las claves de la auténtica verdad, la que convierte a simples humanos en hombres.