Descripción
Mi nombre no importa, todos me conocen por Maese Mercader. Aunque aparento bastantes más, en realidad, tengo cuarenta y seis años de edad, habiendo conseguido en ellos un alto nivel de experiencia. Mi frase preferida es «la vida es vida, mientras tengas cosas inacabadas que quieras rellenar», y la enseñanza es una de ellas.
El mundo comercial no me oculta ni me ha ocultado nada; me ha arruinado en tres ocasiones, pero en la actualidad apenas me lacera ya, disfruto de una firme situación que me permite dedicar más tiempo a esos detalles que enriquecen la vida, como los que vamos a disfrutar en este diálogo. Maese, abogado, comerciante, viajero, psicólogo, matemático, biólogo y, sobre todo, observador. Sé ver bien las fragilidades ajenas y satisfacerlas cuando quiero. Llego también, por propio patrocinio, a razonarlas y a simpatizarlas como si fueran características destacables. El concepto convencional que tengo de la vida viene a exteriorizarme, en cierto modo, como un filósofo al que le gusta ilustrar, poniendo ironía y humor en todo lo que hago, pero aportando siempre una instrucción útil, intentando hacer fácil lo que a simple vista parece difícil a muchas personas. Hace tiempo acepté pertenecer a esta especie denominada homo sapiens, en la que cada vez me cuesta más encajar, pues para esta especie todo es un problema a resolver.
Centrándome en lo que digo, y en tus páginas, verás que hay números por doquier, que combinados con lógica parecen crear sistemas abstractos interesantes que aportan utilidad de maneras diferentes. En definitiva, símbolos que representan letras y números para llegar a definir un infinitivo al que llamamos «calcular». Calcular es el manejo de números y otros símbolos para llegar a un nuevo enunciado matemático. Estos otros símbolos pueden ser letras que se utilizan para re-presentar números. Los matemáticos estudian los sistemas de números para des-cubrir sus propiedades y relaciones, así como para idear reglas para el manejo de símbolos matemáticos por procedimientos que den resultados válidos. Al final todo sirve para preguntarse la «razón» y quitarnos la «incertidumbre». Digo incertidumbrE en todos los sentidos, desde el etimológico de falta de conocimiento, seguro de lo que contienes y quieres transmitir, al no saber distinguir tu cualidad, pasando por la incertidumbre matemática que estudio en tus mensajes encriptados, traduciéndolos al hebreo y usando la guematrÍa, la Temurá y la cábala cristianas, a las que he tenido acceso desde niño, por tradición familiar ancestral, generación tras gene-ración, desde mis orígenes en la región etíope que lleva mi apellido. En estas páginas intentaré descubrir qué escondes, Biblia, de verdad, dejando a un lado todo tipo de interpretaciones que he tenido que escuchar, casi todas ale-jadas de la belleza y profundidad real que espero contengas.